Los comienzos siempre son duros, en el karate sobre todo, algunos los recuerdan con cariño y nostalgia, otros...no.
Recuerdo mi primer comienzo, entré casi llorando a la clase y muerta de miedo.
Sin embargo, aquí estoy, con mi certificado de cinturón azul, con años de duro trabajo a la espalda, con el descubrimiento de una paciencia inexistente hasta ahora en mí, horas de entrenamiento, moretones en los brazos, torceduras de muñeca, agujetas aseguradas para el "veranito", dolores de cabeza, los pies...uf, han salido sangrando y ahora hay un callo que apenas siento la planta del pie...
¡¡¡Pero estoy orgullosa de ello!!!
Ahora os parecerá que es un infierno (dímelo a mi) pero no solo conservo eso...
El karate ha forjado mi carácter, no soy una chica que se deje domar por los demás, tengo un buen sentido de la, llamémoslo "justicia", he ido a campeonatos y he salido con el rabo entre las piernas de unos y victoriosa en muchos otros, he compartido clase con los mejores maestros del karate a nivel mundial y con personas de todas partes del mundo, he visto caer las lágrimas de mis compañeros al ser derrotados y he visto como se alzaban campeones.
Pero sobretodo lo demás, lo que mejor me llevo es a ellos, todos mis amigos, mis compañeros de armas por así llamarlo XD. Compañeros que han sufrido mis patadas, mis puñetazos y que luego se han vengado bien...¬¬ Para mí son hermanos todos ellos, somos un verdadero equipo, una familia que se apoya los unos a los otros, aprendemos de los mayores y vamos pasando nuestros conocimientos a los menores.
Te ayudan en exámenes, te dan consejos, cuando estás compitiendo no se despegan ni un momento de ti, están siempre ahí, no importa para qué, siempre están.
Nos hemos pegado patadas y puñetazos, hemos competido entre nosotros, hemos discutido mucho y sin embargo...aquí estamos, todos juntos...como cada vez que hacemos karate.
No me considero la mejor, ni la más veterana, ni la mas amable, ni la mas divertida pero si me siento especial...porque cada vez que hago karate, cada paso que doy, cada posición que corrijo, cada vez que siento el dolor de esas sentadillas, cada puño, cada patada, cada vez que los veo junto a mí, entrenando, sudando, avanzando como equipo, me hacen ser ahora la persona que soy.
Ahora querido lector (si se da el caso), puedes analizar lo que has aprendido de aquí, es genial compartir experiencias entre karatecas, pero este mensaje va sobretodo para aquel que desee apuntarse, o que está empezando o incluso que sea un grado alto y no haya vivido todo esto ahora te digo:
Que todo esto lo...¡¡¡Pasarás también!!!
Atte:
Aitana, estudiante de karate.
Tenemos la suerte y el honor de contar estos días entre nosotros a Teruyuki Okazaki, 10 dan y antiguo alumno de Gichin Funakoshi. 
Esta es más moderna, aunque solo estamos unos pocos...
